En nuestra sociedad, para bien o para mal, tras el fin de una ETA que incitaba a la intensidad de los pareceres, el abertzalismo pasó a una breve fase de atontamiento, y la reivindicación del Nafar Estatua ha sido un aliciente novedoso. Pero advierto entre los materiales de Biltzarre y Euska Sena Taldea otro modelo latente de abertzalismo: la reivindicación prefigurativa, frente a futuro, del ancestral comunalismo vasco.
Eso que fue nuestro paleo-comunalismo, que es nuestro eterno-comunalismo, y el comunalismo que ha dejado vestigios incluso en la Europa actual, se propone como modelo social para el futuro. Con herramientas concretas, principalmente basadas en el euskera, para potenciarlo.
Estamos flipando, ¿no? Pues inténtalo con este tour de force: también a nivel europeo se han propuesto y se proponen modelos sociales alternativos basados en el indigenismo: no tan ‘políticos’, pero sí ‘culturales’, y basados en nuestras raíces primigenias y en la dimensión fraternal del ser humano. Cabe mencionar, entre otras, la Alternativa Andere (propuesta por Josu Naberan), la Internacional Aborigen (promovida por Jakue Pascual) o Suarra (de mano de Guillermo Piquero).
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