Burujabetza ‘soberanía’ y Askatasuna ‘libertad’ están muy arraigados en los valores vascos, esto es algo que debe argumentarse poco, por lo obvio. Todavía mantenemos este deseo radical. Y lo que se ha visto hasta ahora lo muestra a nivel individual. Como proclamaron los Caballeros de Obanos: “por la libertad del Pueblo, permanezcamos hombres libres” (‘pro libertate patria gens libera state’).
A nivel nacional, que nos mantengamos aquí contra vientos y mareas venidos de fuera lo prueba sin más. Y para confirmar que están absolutamente arraigados en nuestra visión del mundo, no hay más que mirar nuevamente al espejo de la mitología. Mari y otras imágenes míticas no determinan e incluencian la voluntad de los individuos, les dejan actuar en completa libertad y capacidad de decisión. Justo al contrario que los dioses griegos, que mueven a los seres humanos y sus voluntades como a títeres.
Según los auzolankides, los conceptos vascos de Burujabetza ‘soberanía’ y Askatasuna ‘libertad’ no son como las ‘libertades’ de los indoeuropeos. Estos a menudo las han llevado a imponer la voluntad de los demás, a una ‘libertad de tener poder sobre los demás’. Este no es nuestro caso. Vemos a Burujabetza y Askatasuna como estrictamente basadas en el respeto y en la Gizabidea. Gizabidea es la esencia de la especie humana, que está estrechamente relacionada con el respeto y aceptar la dignidad ajena. Geurok asmatu eta geurok irentsi decía un viejo proverbio, ‘nosotros lo inventamos y nosotros nos lo comemos’ o, en otras palabras, ‘lo por nosotros creado nuestra responsabilidad es’, o ‘no le eches encima a nadie encima lo que hayas hecho tú’.
En este contexto, los vascos otorgan vital importancia a la Ekimena ‘iniciativa’ y al Trabajo no-dependiente. El prefijo esku-, actuando en casi 200 palabras, muestra esta preeminencia cultural dada al emprendizaje. Hasiak egina dirudi, ‘lo comenzado parece ya hecho’, dice el viejo proverbio. “El vasco sabe cuesta abajo pocas veces se gana, Ekin jo eta ke, ‘actúa sin descanso’, cuesta arriba es como las cosas se le hacen más cercanas” (Latxaga 1999). En la mitología y el lenguaje también han visto reflejos los auzolankides: bizitza harilkatzea bizitzan aritzea da, ‘tejer’ la vida es ‘actuar’ en lavida, como muestra Mari con su rueca.
Hoy en día, este sistema mantiene restos e incluso se dan iniciativas revitalizantes: en auzolanes, batzarres, o comunales… Muchas concreciones se están recuperando, como hace unas décadas se recuperaron los carnavales (el atsolorra, las gazte dantzak…). La fuerza de las iniciativas populares en Euskal Herria puede considerarse también la herencia de este antiguo sistema participativo (el movimiento de las Ikastolas, la Korrika, el Herri Urrats…).
Algunos aún creen que la fuerza que los auzolanes, el cooperativismo o una mayor consideración al género tienen entre nosotros es mera coincidencia. Pues no. Es hora de mirar atrás, a aquellos que crearon un idioma tan sensible, una visión del mundo tan profunda, y una democracia tan natural. Es hora de sobrevivir como nación para recuperar esta magia, fortaleciendo nuestros colectivos mientras damos importancia a ser burujabes, recibiendo de la naturaleza pero no siendo más que su parte, tratando a todos los seres humanos como lagun pero al mismo tiempo dándoles y dándonos todo.
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